A mediados del siglo XVII (1637-1638) el francés Nicolás Poussin pintó «Les Bergers d’Arcadia» («Los pastores de la Arcadia»), también llamado «Et in Arcadia Ego«. Podríamos analizar la bucólica escena pastoril como una evolución de la pintura barroca hacia un primer romanticismo o abrazar las teorías conspiratorias que la relacionan con el Priorato de Sión, pero no se trata de eso. La pintura no es más una excusa para apropiarnos de su título y, con todo el respeto, modificarlo.
La Arcadia era un región de Gracia, situada en el Peloponeso, que con el tiempo (y la pasmosa imaginación de los poetas griegos) se convirtió en un lugar paradisiaco, donde solo existía la felicidad, la paz, el amor y la comunión con la naturaleza (que se lo cuenten ahora a los griegos).
Et in Arcadia Ego se puede traducir como «también yo en la Arcadia«.
Este Blog se titula In ArQadia por varias razones:
En primer lugar vamos a hablar de arquitectura, lo cual explica el juego de palabras (o de letras). Si, ya sé que está bastante manido el recurso de modificar las palabras para que tengan algo de «arquitectónico», pero no nos vamos a quedar ahí.
Et in ArQadia Ego trata de significar algo así como «también yo en la ArQadia», como metáfora de la Arquitectura.
Pero vamos a ir un poco más allá: en realidad no soy yo, somos todos los que vivimos rodeados de Arquitectura. Y de eso trataré que verse este blog, de la Arquitectura que nos rodea, la que vemos todos los días, la que forma parte de nuestras vidas, la que ha formado la imagen de nuestras ciudades y pueblos, como reflejo del desarrollo cultural durante siglos.
Se trata de reivindicar, para todos, el valor de una Arquitectura que es de todos, no solo de los arquitectos.
La única forma de que apreciar la arquitectura es conocerla así que, con vuestro permiso, me voy a tomar la libertad de enseñar, simplemente, lo que yo veo. No soy un teórico de la Arquitectura, ni un arquitecto de renombre, ni siquiera profesor en una escuela de arquitectura. Sólo una persona que cree en lo que hace, y lo hace con gusto. Así que no esperéis grandes discursos, ni clases magistrales, ni profundos artículos sobre De Re Aedificatoria.
Sólo espero que lo que os cuente a partir de ahora os interese, os guste y os aporte algo.
Saludos!
¡Comparto tus intenciones, así que te sigo! 😉
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