Soluciones de Arquitectura Tradicional: los huecos en la antigua Hospedería de la Peña de Francia (Salamanca)

 Al sur de la provincia de Salamanca se encuentra la Peña de Francia, una montaña que se eleva 1727 metros sobre la llanura del Campo Charro. En su cima se encuentra, además de una importante antena de telecomunicaciones, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia y, ligado al mismo, un convento de frailes dominicos y la hospedería, hoy convertida en hotel. El santuario es un punto de peregrinación cristiana y uno de los lugares de culto más visitados de la zona.

P1100538Reloj de sol en el Mirador de Santo Domingo

Más allá del interés arquitectónico del conjunto y de su impresionante situación, ya que en días claros puede verse gran parte de las provincias de Salamanca y de Cáceres, en este post nos vamos a centrar en la arquitectura de la hospedería y, más concretamente, en un pequeño e interesante detalle constructivo.

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La fachada de la hospedería está ejecutada mediante una mampostería, más o menos irregular, de granito. Las condiciones del entorno, con una humedad muy alta, son muy agresivas y producen manchas y aparición de musgos y líquenes en la superficie de la piedra.

Por esa misma razón, además de por el uso predominantemente religioso del lugar, los huecos, que en su día iluminaban las celdas, son bastante pequeños. En algunos casos, por las necesidades del nuevo uso hotelero, los huecos se han aumentado de tamaño.

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Aunque en el momento actual no se conservan las carpinterías originales, sí se ha conservado parte del antiguo sistema de cerramiento de los huecos. Este sistema consiste en labrar las piezas de granito que forman los huecos de forma que, en tres de sus lados, se crea un resalto acanalado, que en origen tenía una longitud lateral del doble que la anchura del hueco.

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En la acanaladura  se introduce, desde el lateral abierto, una hoja de pizarra que se consigue por exfoliación y tallado de la roca hasta adaptarse al hueco. Las propiedades impermeables y de durabilidad de la pizarra servían como protección ante los elementos, deslizando la placa hasta tapar completamente el hueco.

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El edificio actual conserva, en su mayor parte, los huecos originales y ha mantenido algunas de las piezas de pizarra, como recuerdo de este tipo de sistemas de protección. Si obviamos la utilidad de las formas, desde un punto de vista contemporáneo, estos elementos puramente utilitarios se convierten en elementos compositivos que dotan de singularidad a una fachada que de otra manera no tendría interés alguno.

* Todas las fotografías son obra del autor, excepto aquellas en las que se especifica lo contrario. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

Patrimonio y Evolución de la ciudad de Salamanca

No cabe duda de que crecer en una ciudad Patrimonio de la Humanidad moldea el espíritu e inevitablemente le lleva a uno a pensar que la suya es la ciudad más bonita del mundo. Con el tiempo uno se convierte en un viajero y, aunque no cambia de idea (nunca), aprende apreciar las maravillas de otras partes del mundo (como ésta, ésta o ésta, por poner algunos ejemplos)

Desde siempre he tenido en mi memoria esos paseos por el Casco Antiguo de Salamanca, con sol, con lluvia, con mucho calor (afortunadamente hay muchas sombras) y con mucho frío (…pues eso, que hay muchas sombras). En particular recuerdo algunas mañanas de sábado, cuando a las 9 de la mañana íbamos a pasar la mañana jugando al fútbol en los campos de tierra de los Maristas, y pasábamos por una Plaza Mayor vacía, con excepción de alguna furgoneta de reparto y algún noctámbulo rezagado, iluminada por la luz rasante sobre la piedra de Villamayor.

Soportal Plaza Mayor - SalamancaPlaza Mayor de Salamanca, como se ve muy pocas veces

A muchos visitantes, y a muchos salmantinos, la ciudad les puede parecer uniforme, como un escenario creado de una sola vez, y probablemente tenga la culpa el uso de la piedra de Villamayor, cuyo color dorado domina toda la ciudad. Por esa razón la sociedad salmantina, como ocurre en la mayoría de los pueblos y ciudades, es muy proteccionista, reacia a todo cambio o intervención que le pueda restar carácter a su ciudad, de la cual están (estamos) orgullosos hasta la médula. Esta es una de las razones por las que resulta tan complicado intervenir en el interior de un casco histórico como el de Salamanca.

Vista de la Catedral Nueva de Salamanca desde la ClerecíaVista de la Catedral Nueva de Salamanca desde la Clerecía, como ejemplo de un desarrollo estilístico de varios siglos, con Procesión de Semana Santa incluida

Pero en un recorrido de apenas 800 metros, entre el río Tormes y la Plaza Mayor, encontraremos un gran número de edificios de todas las épocas, que forman un conjunto heterogéneo, en contradicción con la percepción de unidad que tiene gran parte de la población. Podemos encontrar el conjunto catedralicio, desarrollado en varios estilos durante seis siglos, frente a la fachada neoclásica del palacio de Anaya. Muy cerca de la Torre del Gallo, cimborrio románico de la Catedral Vieja se encuentra una joya modernista como es la Casa Lis.

Palacio de Anaya - SalamancaPalacio de Anaya desde la fachada norte de la Catedral Nueva

Casa Lis - SalamancaFachada sur de la Casa Lis

Paseando por las estrechas calles que forman el tejido del Casco Histórico encontramos la fachada de la Universidad, posiblemente el ejemplo más importante del plateresco salmantino, y a pocos metros la gran fachada barroca de La Clerecía frente la elegancia gótica y renacentista de la Casa de las Conchas. Desde allí, descendiendo por la Calle de la Compañía, podemos visitar el renacimiento de carácter italiano de la Iglesia de la Purísima, que encontramos frente al plateresco Palacio de Monterrey de Rodrigo Gil de Hontañón.

Interior de la Clerecía - CimborrioInterior de la Iglesia de la Clerecía. Cimborrio

En definitiva, la Salamanca que hoy conocemos es, como la mayor parte de las ciudades europeas, el fruto de un largo proceso de edificación, modificación y sustitución.

En los últimos años la preocupación por la conservación de ese patrimonio ha llevado, como ya hemos dicho, a un cierto proteccionismo que dificulta la continuidad de ese proceso de cambio, que debería ser natural conforme cambian a su vez las ciudades fruto de la evolución de la sociedad.

P1000799pCasa de las Conchas. Elementos de carpintería colocados durante su rehabilitación en 1993 para su uso como biblioteca pública

Por supuesto, existe un deber de conservación de los elementos más importantes de la ciudad, por su importancia histórico-artística, que no debe descuidarse por parte de las instituciones y de los propios ciudadanos. Las diferentes legislaciones, muy rígidas en lo referente a la conservación del Patrimonio, se encargan de ello, con especial cuidado en una ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Estás legislaciones permiten, y han permitido hasta ahora, cierto grado de intervención en la ciudad y han dado lugar edificios interesantísimos desde el punto de vista arquitectónico, como pueden ser el Palacio de Congresos, obra de Juan Navarro Baldeweg, o el elegante edificio de viviendas de la Calle Prior, proyectado por Alejandro de la Sota.

P1040256Palacio de Congresos y Exposiciones de Castilla y León, de Juan Navarro Baldeweg

No trata este artículo de sacar los colores a las legislaciones de protección del Patrimonio, aunque pueda parecerlo. Más bien al contrario, trata de hacer comprender a los habitantes y visitantes de la ciudad que una intervención en el casco histórico no es un atentado contra él, sino que es parte del proceso continuo de generación de ciudad, que un proyecto contemporáneo no le resta interés al conjunto, que la evolución de la arquitectura es la consecuencia de la evolución de la sociedad y, por lo tanto, los espacios deben adaptarse a los nuevos tiempos.

P1040275Viviendas en la calle Prior, de Alejandro de la Sota

La pretensión de mantener el Patrimonio embalsamado, por miedo a perderlo, lleva irremediablemente a su abandono o, en el mejor de los casos, a que se convierta en un decorado.

Afortunadamente, ciudades como Salamanca mantienen una importante vida activa en el Casco Histórico, gracias principalmente a las Universidades y a que sigue habiendo un importante parque de primeras viviendas. Pero para que esta situación perdure en el tiempo, es muy importante plantear que las intervenciones de carácter contemporáneo, acordes con los nuevos modos de vida, deben convivir con la conservación de los valores patrimoniales.

Dejemos que las ciudades cambien, evolucionen y se adapten, para poder salvarlas.

* Todas las fotografías son obra del autor, excepto aquellas en las que se especifica lo contrario. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

La Catedral de Salamanca (II). Levantamiento geométrico de las bóvedas

El pasado martes 25 de marzo, dentro de los trabajos que estoy realizando para mi Tesis Doctoral sobre el análisis estructural de la Catedral de Salamanca, continué con los trabajos de levantamiento del estado actual de las bóvedas. Cuando digo «continué», en primera persona, es mucho decir. En realidad, lo que se hizo esa mañana, con la inestimable colaboración del Laboratorio de Fotogrametría Arquitectónica de la Universidad de Valladolid (LFA-DAVAP), no lo hice yo, sino que lo hicieron ellos (concretamente, la toma de datos la hizo José Martínez, a quien le agradezco su tiempo y su trabajo).

Los trabajos consistieron en el levantamiento tridimensional mediante escáner láser de los dos primeros tramos de las naves de la Catedral Nueva de Salamanca. Para ello se realizaron tres tomas en diferentes puntos, una bajo la bóveda del primer tramo de la nave central, otra bajo el segundo tramo de la misma nave, y una tercera entre los tramos primero y segundo de la nave sur o nave de la epístola.

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Situación del equipo de escáner láser, durante el proceso

A partir de estas tres tomas, junto con la colocación de una serie de «dianas» fijas que permiten determinar la situación relativa de cada una de ellas, se obtiene la representación en 3D de la geometría exacta de las bóvedas.

En la fotografía siguiente se puede ver la colocación de una de esas «dianas». Se trata simplemente de esferas blancas que se colocan en diferentes zonas de forma que al menos sean visibles 4 de ellas en cada una de las tomas, con el fin de que posteriormente el software sea capaz de unir los datos correctamente en un sólo modelo, partiendo de esos «puntos fijos».

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Colocación de una de las «dianas» 

El objetivo de estos trabajos es conocer la geometría real de las bóvedas en su estado actual y, como primer paso, compararlas con lo que debió ser la geometría inicial proyectada, con la construida bajo la dirección de Rodrigo Gil de Hontañón, a partir del año 1540 aproximadamente, y con la existente.

La elección de estas bóvedas para realizar un análisis particularizado, surge de la observación de ciertas patologías en esta zona, asociadas probablemente a un pequeño desplome de la fachada a causa de los empujes horizontales de las bóvedas. Estas fisuras ya fueron documentadas poco después de la finalización de la obra e incluso se dejó constancia de la posibilidad de su aparición durante la ejecución, en el año 1515, en una pericia de Martín de Solórzano, Maestro Mayor de la Catedral de Palencia, y Francisco de Colonia, Maestro Mayor de la Catedral de Burgos, a causa de las escasas dimensiones de los estribos de la fachada.

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Vista de los primeros tramos de la nave central y la nave del Evangelio 

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Fisuras en el primer tramo de la nave central

Para terminar, por el momento, adjunto dos imágenes del levantamiento realizado, aportadas tras los trabajos por el Laboratorio de Fotogrametría Arquitectónica (LFA-DAVAP).

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Imagen del resultado del levantamiento mediante escáner láser (LFA-DAVAP)

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Ortofoto de bóveda de la nave de la Epístola (LFA-DAVAP)

 * Todas las fotografías, excepto aquellas en las que se indica lo contrario, son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

Manolo Valdés y la Plaza Mayor de Salamanca

Hace unos días, buscando fotografías que creía perdidas (y que, en algún caso, siguen perdidas), me encontré con una serie que hice, allá por noviembre de 2008, a la exposición de las monumentales figuras de Manolo Valdés en Salamanca.

Se trataba de un conjunto de dieciséis esculturas de bronce y acero que reinterpretan famosas obras y mitos de todos los tiempos, potenciando la esencia de su significado mediante representación en gran tamaño y eliminando todos los detalles.

Estas grandes esculturas recorrieron varias ciudades durante unos meses y recuerdo haberlas visto en Madrid y en Valladolid, al menos algunas de ellas. Pero tendréis que perdonarme: puede que peque de imparcial, pero en ningún lugar las potente figuración de las esculturas se alió tanto con el entorno como lo hizo en la Plaza Mayor de Salamanca.

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Vista de la colocación de algunas de las figuras en la Plaza Mayor

El primer acierto a la hora de elegir su ubicación fue la escala: el tamaño de las figuras  implica la necesidad de un gran espacio libre para que sea posible la visión de conjunto. Así, la exposición se entiende como un todo, con su propia composición, y a la vez posibilita pequeñas agrupaciones y permite entender cada escultura individualmente.

A pesar de su gran tamaño, las piezas no se imponen sobre el entorno y, simultáneamente, se relacionan con el paseante en un juego de escalas que no intimida, sino que invita a acercarse y tocarlas.

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Lillie (2006)

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Dama de Elche 

Y acercarse a tocarlas implica una relación mucho más cercana, en la que entra el juego el sentido del tacto, basado en la potencia del material utilizado. Se trata de un juego de escalas entre lo grandioso y lo doméstico, lo cercano, lo accesible, y de un juego de contradicciones entre lo mitológico y lo terrenal, lo material. 

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Coloso (2005)

La expresividad del material, el acero y el bronce, se intensifica en relación con el telón de fondo de las formas barrocas de la Plaza Mayor, el color de la piedra de Villamayor y la textura del granito. El espacio se convierte en un salón en el que el visitante tiene al alcance de la mano la sensación de un espacio creado por el hombre con la materia de la tierra: acero, bronce, piedra y luz, esa luz que, en los soleados días de otoño, convierte las fachadas en volumenes con su juego brillos y sombras cambiantes. La escultura dentro de la escultura.

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Reina Mariana (2005)

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Odalisca (2006) 

No me extenderé más. Simplemente os dejo una serie de imágenes que muestran el diálogo entre la obra de arte y la arquitectura (también obra de arte, por supuesto). No he dedicado tiempo a las características arquitectónicas de la Plaza Mayor de Salamanca ni a Alberto de Churriguera, ya que no era el tema del post. Se ha escrito mucho sobre ello, pero si surge la oportunidad, volveré a escribir sobre la Plaza, una de las más imponentes y bellas del mundo (yo diría que la que más… y estoy dispuesto a discutirlo, pero hay que ser diplomático). 

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Irene II (2006)

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Irene II (2006) Detalle

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Ariadna II (2004) Detalle

* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

La arquitectura del hierro y la influencia modernista en Salamanca: la Casa Lis

Cuando el visitante piensa en lo que le espera en una ciudad como Salamanca, castellana, de trazado medieval y con un importante desarrollo arquitectónico durante el apogeo del renacimiento y el barroco en España, la imagen que aparece es la de los grandes edificios de piedra, pesados e imperturbables.

Es cierto que la más importante característica del espacio urbano salmantino es la piedra de Villamayor, con su color dorado que imprime carácter a la ciudad. Pensaréis que barro para casa (y en parte es cierto, el terruño tira) pero para mi una de las imágenes más espectaculares que he visto es la Plaza Mayor, prácticamente vacía a primera hora de la mañana, cuando el sol acaba de salir, dorando la piedra y marcando las sombras de la filigrana barroca.

Pero hay vida más allá de la cantería y entre todos los grandes monumentos de la ciudad  también se pueden encontrar pequeñas joyas que se alejan de esa masiva materialidad.

Para comprender el desarrollo arquitectónico de la ciudad de Salamanca a finales del siglo XIX y principios del XX es necesario conocer las condiciones sociales y económicas del momento. En esa época el escaso desarrollo industrial y económico de la ciudad no permitía la existencia de una burguesía consolidada, que fue la artífice de la aparición de los nuevos estilos arquitectónicos.

Durante los años finales del siglo XIX se desarrolló una importante actividad de edificación pública, en su mayor parte en un estilo ecléctico con importantes influencias historicistas, ligada al incipiente desarrollo de la burguesía.

En la misma época, coincidiendo con el desarrollo propio de la revolución industrial, comenzó a utilizarse el hierro como material estructural. En Salamanca, si bien la arquitectura del hierro propiamente dicha no tuvo una presencia importante, los edificios existentes constituyen ejemplos muy interesantes en sus diferentes tipologías.

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Cubierta del Mercado Central de Abastos de Salamanca

Ligados principalmente a la arquitectura civil, responden a las nuevas necesidades de la ciudad: la modificación de la movilidad, con la apertura de la Gran Vía y la conexión con la carretera de Madrid, a través del puente de Enrique Estevan; el desarrollo de las corrientes higienistas de finales del siglo XIX, materializadas en la construcción del Mercado de Abastos;  y el desarrollo económico y progresivo crecimiento de una nueva burguesía, cristalizados en un edificio dedicado al espectáculo, como es la Plaza de Toros “La Glorieta”.También ligado a la arquitectura del hierro se encuentra el que se considera el edificio residencial más importante levantado en Salamanca a principios del siglo XX, ligado a la corriente modernista: la Casa Lis.

Obra de Joaquín de Vargas, se trata del único edificio de la ciudad de Salamanca que puede definirse claramente dentro del estilo modernista, a pesar de las claras influencias eclécticas. Fue construida en varias fases, entre 1890 y 1906.

Se divide en dos zonas claramente diferenciadas: una inferior, en torno al patio central, dedicada a dependencias de servicio, y otra superior, abierta a la gran galería acristalada, en la que sitúan las dependencias familiares.

Como espacio compositivo interior destaca el patio central, transformado de patio de luces en una estancia representativa por su decoración y la utilización de materiales nobles, como el mármol, el hierro o el vidrio. En el edificio original se trataba de un patio abierto y solo posteriormente cerrado por la vidriera en forma de cúpula que existe hoy en día.

Lamentablemente no se pueden hacer fotos en el interior, con excepción de la cafetería, así que no puedo mostraros fotos originales del mismo, pero es casi mejor, porque en la página web del museo (http://www.museocasalis.org) podéis ver gran cantidad de imágenes realmente impresionantes, sobre todo las de la reciente limpieza de la magnífica vidriera que cubre el patio.

El acceso actual al palacio se realiza por la calle Gibraltar, en la fachada norte, a través de un pequeño patio de ingreso.

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Acceso a la Casa Lis desde la calle Gibraltar

En este patio conviven las formas curvas modernistas, tanto en los elementos murales como en la rejería y las carpinterías, y los detalles florales – en planta de acesso – con una geometría mucho más clásica – en plata primera -. La utilización de los materiales y la composición de la fachada dota de unidad al conjunto, que es el principal elemento arquitectónico modernista en la ciudad.

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Detalle de muro de patio y rejería, con la flor de Lis que da nombre al palacio

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Detalle de huecos y carpinterías

La utilización de la piedra de Villamayor, un material fácilmente trabajable, desmiente la teórica sensación de pesadez de la piedra, transformándolo en un material plástico, moldeable.

Al exterior destaca, en su fachada al río, la diferenciación entre la planta baja, pesada y ciega, y la superior, formada por una galería de hierro y vidrio que configura una piel continua con funciones de control térmico y tamizado de la luz del sur.

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Detalle del basamento de la fachada sur

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Detalle de la fachada sur

Su imponente mirador vidriado constituye el elemento principal de la fachada de ciudad al sur, sobre la que se levanta la silueta de las Catedrales. Situada junto al Puente Romano configura una de las principales entradas históricas de la ciudad y conecta el río con el Casco Antiguo, donde se sitúan los grandes edificios religiosos y universitarios.

El basamento masivo forma parte de la línea que ocupaba la antigua muralla, aprovechando el desnivel de la bajada hacia el río, y la estructura de hierro del edificio y la galería acristalada parecen apoyarse sobre la misma, como un elemento ligero que se asoma a la vega del río Tormes.

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Fachada sur, y a espaldas del fotógrafo, el río Tormes y el Puente Romano

La composición se completa con la escalera doble y el aterrazado del patio trasero, de clara influencia clásica, que (a mi personalmente) recuerda a la Villa D’Este, en Tivoli (os dejo el enlace a la wikipedia. Es la página en alemán, pero me interesan, más que el texto, la pintura de la vista de los jardines y el dibujo aéreo. Siempre se puede ir posteriormente a la página en castellano a leerlo).

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Fachada sur

En este post he hablado sólo de la arquitectura del edificio. Si no os atrae sólo eso, el palacio alberga el Museo de Art Nouveau y Art Decó de Salamanca. A mí, personalmente, no me atrae demasiado, y siempre he entrado porque es la forma de pasearse por el edificio (y de pasar a la cafetería, que realmente merece la pena), pero he de reconocer que tiene algunas piezas impresionantes, sobre todo elementos de mobiliario y una colección de figuras crisoelefantinas de bailarinas digna de contemplar.

Si no habéis entrado en la página web que he enlazado más arriba, es el momento de hacerlo, pero no os quedéis en la visita virtual y daos un paseo por allí ¿de acuerdo?

* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

** Parte del texto pertenece a un encargo realizado por iniciativa del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la sociedad municipal Turismo, Comercio y Promoción Económica de Salamanca, S.A.U. para la edición de material turístico que den a conocer el Conjunto Arquitectónico Modernista existente a los visitantes y a los propios salmantinos.

La Catedral de Salamanca (I). Las bóvedas de la Iglesia Nueva

Como algunos ya sabréis, en este momento estoy desarrollando mi Tesis Doctoral sobre la Catedral de Salamanca y, más en concreto, sobre la estructura de la Iglesia Nueva. Este trabajo me dará la oportunidad, como es lógico, de conocer en profundidad el edificio y durante este tiempo mi intención es publicar algunas entradas sobre el mismo.

Para aquellos que no conozcan la Catedral de Salamanca voy a hacer una pequeña introducción que permita comprender, de forma general al menos, este complejo edificio. El conjunto catedralicio de Salamanca está compuesto por varios edificios entre los que destacan la Iglesia Vieja y la Iglesia Nueva (de forma coloquial se habla de Catedral Vieja y Catedral Nueva, aunque en realidad Catedral sólo hay una que incluye a ambos edificios, por lo que la denominación correcta es la anterior).

La Iglesia Vieja es de estilo románico y se comenzó a construir en torno a 1140 y se finalizó con el levantamiento de su maravilloso cimborrio alrededor de 1220. Sin extendernos mucho, ya que no es el objeto de esta entrada (será interesante planificar una entrada exclusiva para ella más adelante), es obligado describir las características de este edificio: se trata de una iglesia de planta basilical de tres naves, con el crucero muy marcado en origen (perdió uno de sus brazos con la construcción de la Iglesia Nueva y el otro se encuentra semioculto por las edificaciones auxiliares que se levantaron posteriormente) y dos potentes torres a los pies de las naves laterales, con un claro carácter defensivo.

Pero el elemento más característico de la Iglesia Vieja es, como podéis haber intuido, el cimborrio que se levanta sobre el crucero, conocido como la «Torre del Gallo». En esta imagen se puede ver en primer plano, desde una de las torres de los pies de la iglesia, con la Iglesia Nueva detrás.

En el año 1513, tras una serie de discusiones sobre su traza y situación, comenzó la construcción de la Iglesia Nueva, adosada a la fachada norte del edificio existente, decisión ésta que permitió salvar una de las joyas del románico salmantino y disfrutar ahora de un conjunto arquitectónico mucho más rico.

La traza inicial del edificio, que con ligeras diferencias de dimensiones en altura es la que se ejecutó, es la de una Iglesia de tres naves escalonadas y dos líneas de capillas hornacinas entre los contrafuertes de las naves laterales. Es una de las catedrales que, junto a las de Sevilla, Toledo y Segovia, forman el llamado «gótico tardío español», claramente diferente al estilo «gótico francés» con el que fueron construidas otras grandes catedrales en España, como las de Burgos o León, por citar dos de las más cercanas geográficamente.

Hay que tener en cuenta que habían pasado casi cuatro siglos desde la construcción de St. Denis en Francia y que a principios del siglo XVI el nuevo estilo imperante era el renacentista y, particularmente en Salamanca, el plateresco. Este gótico tardío se ha tratado desde entonces como un estilo decadente y anacrónico frente a la vuelta a los cánones clásicos, pero, como veremos, tiene valor en si mismo y por los numerosos detalles renacentistas que dotan al conjunto de un indudable interés.

La obra se desarrolló en dos fases: una entre 1513 y 1560, terminada con el cerramiento temporal de la iglesia en el crucero, y otra entre 1561-1733. Por esta razón no sólo el estilo renacentista influyo en el edificio que podemos ver sino que se pueden observar elementos barrocos y decisiones adoptadas sobre ideas de Juan de Herrera, como la finalización de la cabecera en cuadrado y con dos torres en los ángulos.

Pero en la entrada de hoy me voy a centrar en las bóvedas que cubren esta Iglesia Nueva así que no me extenderé más en estas cuestiones de estilo.

Así pues, se inició la construcción bajo la maestría de Juan Gil de Hontañón, por el muro de los pies, con el levantamiento de los muros y las capillas laterales. Las capillas del lado del Evangelio (o lado Norte) son obra del propio Juan Gil y las de la Epístola (o lado Sur, en contacto con la Iglesia Vieja) son obra de Juan de Álava, aunque siempre bajo la maestría del anterior.

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 Bóveda de la Capilla de Santa Teresa y Santiago (c. 1522), obra de Juan Gil de Hontañón

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 Bóveda de la Capilla de San Lorenzo (c. 1520), obra de Juan de Álava

Las bóvedas de las capillas hornacinas son todas diferentes, aunque siempre se trata de bóvedas estrelladas con varias claves. En todos los casos los nervios ojivos son continuos y la solución se complica con terceletes (nervios que unen las claves secundarias con los apoyos), ligaduras (nervios que unen dos claves marcando el espinazo de las bóvedas) y, en el caso de las bóvedas de Juan de Álava, combados (nervios curvos).

Tras la muerte de Juan Gil de Hontañón, en 1531, y de Juan de Álava, en 1537, tomó el testigo el hijo del primero, Rodrigo Gil de Hontañón (uno de los más importantes arquitectos del momento, que merece mención aparte y del que hablaremos largo y tendido en siguientes entradas). El cerramiento de todas las bóvedas de las naves se realizó bajo su maestría.

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Bóvedas de la Nave Sur (c. 1540), obra de Rodrigo Gil de Hontañón

Las naves laterales están cubiertas por dos tipos de bóvedas intercaladas. En el centro de la fotografía anterior se muestra el primero de ellos, formados por nervios cruceros, terceletes y ligaduras en el esquema habitual de las bóvedas de terceletes, sobre el que se dibuja mediante combados la estrella de cuatro puntas. El segundo tipo, en los lados de la fotografía, pierde las ligaduras y se forma la estrella mediante combados paralelos a partir del cuadrado central.

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Bóvedas de la Nave Central (c. 1550), obra de Rodrigo Gil de Hontañón

Las bóvedas de la nave central presentan todas el mismo esquema de cruceros, terceletes y ligaduras con combados formando un cuadrifolio con un círculo central.

Sobre la estructura formada por los nervios se apoya directamente la plementería, unidos simplemente por cierta cantidad de mortero, formando una cáscara continua de doble curvatura. Se ha comprobado que, tras la ejecución y una vez ha entrado en carga la estructura, es la propia superficie de plementería la que transmite los esfuerzos  a los apoyos y no a los nervios, ya que se han observado zonas en las que los nervios se han deformado de forma independiente sin que esa circunstancia haya afectado a la estabilidad de la superficie de la bóveda.

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Bóvedas de la Nave Central sobre el Altar Mayor(c. 1700), obra de Juan Setién de Güemes

Durante la segunda fase de las obras se decidió, tras una serie de reuniones e informes, continuar la obra con el mismo estilo «a lo moderno» (gótico) y no adoptar el estilo «a lo romano» (renacentista). Por esta razón la mayor parte de las bóvedas de las naves y las capillas hornacinas mantienen el mismo esquema que las levantadas por Rodrigo Gil de Hontañón.

Una de las excepciones es la bóveda de la nave principal sobre la girola, tras el Altar Mayor, obra del entonces maestro director de las obras, Pantaleón del Pontón Setién. La compleja geometría de las nervaduras está dividida en cuadrantes, formando en cada uno de ellos un cuadrifolio con centro en las claves secundarias, a pesar de lo cual mantiene el esquema básico de nervios cruceros, ligaduras y terceletes al que añade cuatro arcos secundarios paralelos a las ligaduras.

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Bóveda de la Nave Central sobre la girola, frente a la capilla del Cristo de las Batallas (c. 1710), obra de Pantaleón del Pontón Setién

La última fase de la fábrica fue la construcción del cimborrio sobre el crucero. En un primer momento se decidió levantarlo mediante bóveda de crucería calada y así lo comenzó Pantaleón del Pontón y lo terminó Joaquín de Churriguera, aunque, según la escasa documentación existente, en estilo barroco propio de la época y de la arquitectura de los Churriguera. En noviembre del año 1755 tuvo lugar el terremoto de Lisboa que, a pesar de la distancia, afectó a la fábrica de la Iglesia Nueva. Entre los daños documentados se encuentran los que sufrió la torre del cimborrio, que finalmente tuvo que ser desmontada en 1757.

Sobre el tambor existente se levantó la actual cúpula semiesférica, obra de Juan de Sagarvinaga, que se cerró en el año 1760 y que hubo de reforzarse pocos años después mediante tres grandes cadenas que, aún hoy, evitan la apertura de la bóveda en la base a causa de empujes horizontales.

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Cúpula del cimborrio sobre el crucero (c. 1760), obra de Juan de Sagarvinaga

 Las obras de rehabilitación y adaptación, que se han realizado en los últimos años y que aún hoy continúan, permiten acceder a prácticamente todos los rincones de este maravilloso conjunto: las dos iglesias, los espacios claustrales, la «Torre Mocha» de la Iglesia Vieja y la «Torre de Campanas», así como la visita de parte de las cubiertas. De esta forma se puede visitar una obra, cuyo proceso de construcción abarcó seis siglos y que es muestra del desarrollo de los estilos arquitectónicos durante los mismos.

* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

Arquitectura Contemporánea en Salamanca (II): Campus Miguel de Unamuno

El Campus Miguel de Unamuno, perteneciente a la Universidad de Salamanca, se encuentra situado en la zona suroeste de la ciudad, fuera del casco histórico, está compuesto por una serie de edificios levantados en sucesivas fases a partir de  finales de los años 70. El amplio plazo en el que se han realizado las obras ha definido un grupo heterogéneo en cuanto a estilo, dentro del cual se pueden destacar las facultades de Farmacia, Medicina y Economía y Empresa, la biblioteca Francisco de Vitoria, el Instituto de Investigación del Cáncer y el Policínico de Odontología.

A estos edificios hay que añadir una serie de obras, bajo mi punto de vista de menor interés, junto con las cuales y con amplias zonas ajardinadas se ha logrado componer un espacio funcional y atractivo, que constituye el principal foco de arquitectura contemporánea en Salamanca, frente a la ciudad universitaria histórica.

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Facultades de Medicina y Farmacia

Facultad de Farmacia: Obra de Julio Cano Lasso del año 1978, se trata de un complejo edificio que, dando respuesta a las necesidades funcionales, se compone de varios cuerpos de geometría muy precisa que se articulan, mediante sutiles juegos de luz y sombra, en torno al gran claustro central. El ladrillo utilizado cobra gran protagonismo en todos los elementos constructivos, dotando a los espacios de una textura continua y enfatizando, en el exterior, las aristas y huecos que forman la volumetría.

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Facultad de Farmacia

Facultad de Medicina: Finalizada en el año 1987, es obra de Antonio Fernández Alba. Se trata, al igual que la vecina Facultad de Farmacia, con la cual dialoga, de una edificio acabado en ladrillo caravista, superficie sobre la que se abren diferentes tipos de huecos. Se desarrolla en tres grandes cuerpos paralelos, con diferentes configuraciones volumétricas según el uso, unidos por un cuerpo central, de forma que, en planta, resulta un doble peine. La manzana se cierra mediante galerias cubiertas creando una serie de patios interiores estanciales.

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Facultad de Medicina

Instituto de Investigación del Cáncer: Obra de Emilio Sánchez Gil, construida en 1999, se trata de un edificio que se desarrolla paralelo a la pendiente natural del terreno y en su parte baja, de forma que el acceso superior salva el talud para acceder a la planta segunda. El volumen se divide, a su vez, en dos cuerpos, uno formando un prisma rectangular y otro de geometría irregular, separados en el punto donde dicho acceso superior incide.

Para ver más fotografías, y mejores, y planos del edificio, visitad la página del autor.

http://sanchezgilarquitectos.com/fotografias/instituto_cancer.htm

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Instituto de Investigación del Cáncer

Edificio Policlínico de Odontología: Obra de Emilio Sánchez Gil del año 2003. Con planta en forma de E, los espacios principales se situan en los tres brazos, que se organizan en torno a dos patios ajardinados, mientras que todos los elementos de servicio, distribución y comunicación vertical se sitúan en el volumen longitudinal que los une. Los cerramientos se resuelven con un acabado de hormigón visto texturizado y elementos de carpintería de acero y vidrio en los que se ha jugado con la composición para dotar de dinamismo a la fachada.

Como en el caso del Edificio del Instituto de Investigación del Cáncer, recomiendo visitar la página del autor.

http://sanchezgilarquitectos.com/fotografias/facultad_odontologia.htm

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Edificio Policlínico de Odontología

Facultad de Derecho y Facultad de Economía y Empresa: Se trata de dos edificios que, sin ser gemelos, cuentan con el mismo tratamiento, tanto al exterior como al interior. Con forma de prismas rectangulares de lineas muy claras, su piel toma la textura del material tradicional de los grandes edificios de la ciudad, la piedra de Villamayor, adaptándola a una geometría rotunda y dotando a los edificios de masividad. Esta piel se rasga con huecos corridos y, en las fachadas orientadas al sureste, los paños acristalados rompen la geometría del prisma para configurar los accesos principales. El interior, por otro lado, se organiza en torno a patios en un esquema muy sencillo y habitual es este tipo de arquitectura. Estos dos edificios, junto con la Biblioteca Francisco de Vitoria configuran un amplio espacio exterior ajardinado dotando a esta zona del campus de unidad.

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Facultad de Economía y Empresa

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Facultad de Derecho y Biblioteca Francisco de Vitoria

Biblioteca Francisco de Vitoria: Entre los edificios anteriores y adosada a ellos, se encuentra la Biblioteca Francisco de Vitoria, construida en el año 1997 según proyecto de Luis García  Gil, Federico Hernández de Goncer y Aitor Goitia Cruz. Se trata de un edificio con un desarrollo lineal en el cual el elemento configurador es la estructura vista, que se muestra al exterior en una secuencia de módulos del mismo tamaño. La pieza longitudinal que forma la biblioteca se levanta del terreno, buscando la ligereza en contraste con la masividad de los edificios aledaños.

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Biblioteca Francisco de Vitoria

Además de los edificios situados en este campus, la Universidad de Salamanca ha promovido la construcción de una serie de edificios de nueva planta en los últimos años, principalmente dedicados a la Investigación, convirtiéndose en el mayor promotor de edificación singular de la ciudad y, nuevamente, en el motor cultural de la misma.

Entre ellos se encuentran el Instituto de Neurociencias, en Instituto de Biología Funcional y Genómica, el nuevo edificio de I+D de la Universidad y el Parque Científico de Villamayor. Espero poder publicar próximamente un post sobre estas obras.

* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

** Parte del texto pertenece a un encargo realizado por iniciativa del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la sociedad municipal Turismo, Comercio y Promoción Económica de Salamanca, S.A.U. para la edición de material turístico que den a conocer el Conjunto Arquitectónico Contemporáneo existente a los visitantes y a los propios salmantinos.

Arquitectura Contemporánea en Salamanca (I)

En contraste con la edificación monumental característica de la ciudad de Salamanca, a partir de principios de los años 70, se ha desarrollado, con diferente fortuna, una progresiva sustitución del antiguo caserío por arquitecturas contemporáneas.

La mayor parte de estos edificios están ligados a actividades culturales y educativas, principalmente a la Universidad, y se relacionan directamente con los edificios históricos.

El conjunto configura una muestra de la voluntad de la ciudad por renovarse manteniendo siempre una estrecha relación con su importante pasado y con el carácter cultural que debe tener una Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

En este post incluyo algunos de ellos, aunque no todos. Dejaré para siguientes entregas otros edificios, como por ejemplo la interesante arquitectura desarrollada en el Campus Miguel de Unamuno.

Facultad de Geografía e Historia: Edificio construido en 1999 sobre los restos del Colegio de San Pelayo, con proyecto del arquitecto Emilio Sánchez Gil. Se trata de una edificación sobria que recupera los elementos compositivos de la preexistencia, principalmente la traza de claustro, para generar recorridos y organizar los diferentes espacios. La acertada utilización de los materiales integra los nuevos elementos con la ruina a la vez que define el nuevo volumen como un todo.

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Biblioteca Abraham Zacut: Edificio proyectado por Carlos Puente y Luis Ferreira y construido entre los años 1999 y 2001. El programa se resuelve mediante un volumen rotundo en el cual destaca la utilización de materiales tradicionales dispuesta sobre una trama que dota de una ligera sensación de movimiento a la fachada. El edificio se asienta en un patio separado de la calle mediante un muro, de forma que los espacios intermedios adquieren relevancia en su relación con los interiores y los recorridos, en especial en la marquesina de acceso.

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Colegio Mayor Hernán Cortés: Obra de Antonio Fernández Alba del año 1970, resuelve la compleja topografía del lugar mediante dos volúmenes iguales y simétricos de geometría muy clara en los cuales destaca la importancia del material en la volumetría y la necesidad de dar una respuesta a la utilidad en la composición.

Instituto de Neurociencias de Castilla y León. Este edificio de investigación perteneciente a la Universidad de Salamanca fue construido entre los años 2004 y 2007, con proyecto de Juan Vicente y Pablo Núñez. Se trata de un edificio levantado con una clara idea de respeto al medioambiente e integración en el entorno. Para ello se definen dos volúmenes claramente diferenciados, un zócalo con una cubierta ajardinada que se rompe puntualmente para asegurar el confort de los laboratorios y un prisma traslúcido que levita sobre el jardín.

Escuela de Artes y Oficios: La composición del edificio está claramente dirigida a resolver los condicionantes del lugar, de la orientación y del uso del mismo, tomando estos elementos como centrales a la hora de definir la geometría, que se levanta sobre una clara malla octogonal.

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Biblioteca Torrente Ballester: Proyectada por Gabriel Gallegos y Juan Carlos Sanz y construida en 1998, se trata de una arquitectura capaz de asentarse sutilmente en el lugar configurando el espacio que le rodea y, a la vez, afianzando el carácter propio de su uso, mediante sencillos mecanismos de recorrido y secuenciación de espacios. La relación con el exterior se formaliza en cada una de las fachadas mediante soluciones específicas. El resultado final, enriquecido por un profundo estudio de los materiales, es un edificio de gran plasticidad que ha cualificado el entorno en que se asienta.

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Colegio de los Cruzados de María: Edificio proyectado por Alejandro de la Sota en 1972, y construido en 1994, se trata de uno de los últimos trabajos del arquitecto. Está situado en pleno casco histórico, muy cerca de las Catedrales salmantinas. Esta circunstancia constituye una de las principales líneas del proyecto, que define una superficie de fachada lisa y sobria que busca el segundo plano en su relación con la monumentalidad circundante. El volumen esconde en su interior un patio ajardinado que constituye el principal espacio de relación.

Palacio de Congresos: Construido en 1992 con proyecto de Juan Navarro Baldeweg, está situado en casco histórico, en una zona que antiguamente constituía una de las entradas a la ciudad. El conjunto se resuelve mediante dos piezas, el auditorio y la sala de exposiciones, relacionadas entre sí y con la topografía de la zona mediante una plaza de acceso. Se aprecia la voluntad monumental en la potencia de la geometría y en la definición de los huecos, que pone al edificio en contacto con los grandes edificios históricos cercanos, como la Clerecía, la Iglesia de la Purísima o, recortándose sobre sus aristas, la Catedral Nueva. Respecto a los espacios interiores conviene destacar la bóveda que cubre el auditorio principal, que parece flotar sobre los huecos y que se relaciona con los espacios abovedados de la arquitectura de la ciudad.

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Centro de las Artes Escénicas y de la Música CAEM: Proyectado por Mariano Bayón y construido en el año 2002, se trata de una de las dotaciones culturales más importantes de Salamanca. Siguiendo la tradición arquitectónica de la ciudad, se configura como un volumen compacto, en el que es evidente el protagonismo de la piedra de Villamayor. La situación de la caja sobre el zócalo que forma la plaza de acceso y la apertura de grandes huecos contribuye a darle una sensación de ligereza que se acentúa, de noche, con la iluminación interior.

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Museo DA2: El edificio del museo surge de la rehabilitación, llevada a cabo por el arquitecto Horacio Fernández del Castillo, de la antigua prisión provincial. En su adaptación al nuevo uso, se ha mantenido el carácter de los principales espacios, adaptándolos a las nuevas necesidades sin esconder su origen. En este sentido destaca la sala de exposiciones en doble altura en la que se conserva la galería de celdas. Se trata de una acertada reinterpretación en clave contemporánea de los espacios y los materiales.

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Nuevos Juzgados de Salamanca: Obra del año 2004 proyectada por el arquitecto Primitivo González, se sitúa sobre el antiguo convento de los Trinitarios Descalzos, recupera el uso de una tipología edificatoria religiosa que, en su día, ocupaba la mayor parte de la superficie de la ciudad. Se mantienen las estructuras originales existentes, como parte de la fachada, y se levanta, retranqueado, un edificio de nueva planta que dialoga con los mismos y con los edificios históricos circundantes, como la Torre del Clavero, manteniendo la organización en torno a un patio interior.

Multiusos Sánchez Paraíso: El edificio, construido en el año 2002, con proyecto del arquitecto Xosé Manuel Casabella  se asienta sobre un gran zócalo de planta triangular en el cual se desarrolla un amplio programa para acoger todo tipo de actividades. Sobre el mismo gravita la gran cubierta, cuyo volumen se define mediante una estructura espacial y se cierra con una piel continua de aluminio. El cerramiento acristalado contribuye a afirmar la idea de ligereza y proporciona iluminación al gran espacio interior.

Edificio de viviendas en la calle Prior: Proyectado por Alejandro de la Sota en 1965, resuelve la adaptación del edificio a una situación muy compleja, tanto por la  geometría del solar, como por las restricciones normativas a causa de su inserción en el casco histórico. La respuesta a estos condicionantes es una fachada lisa de piedra de Villamayor de la cual sobresalen prismas de vidrio que como una solución delicada y elegante a problemas de iluminación y de uso.

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* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.

** El texto pertenece a un encargo realizado por iniciativa del Ayuntamiento de Salamanca, a través de la sociedad municipal Turismo, Comercio y Promoción Económica de Salamanca, S.A.U. para la edición de material turístico que den a conocer el Conjunto Arquitectónico Contemporáneo existente a los visitantes y a los propios salmantinos.

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