Al sur de la provincia de Salamanca se encuentra la Peña de Francia, una montaña que se eleva 1727 metros sobre la llanura del Campo Charro. En su cima se encuentra, además de una importante antena de telecomunicaciones, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Francia y, ligado al mismo, un convento de frailes dominicos y la hospedería, hoy convertida en hotel. El santuario es un punto de peregrinación cristiana y uno de los lugares de culto más visitados de la zona.
Reloj de sol en el Mirador de Santo Domingo
Más allá del interés arquitectónico del conjunto y de su impresionante situación, ya que en días claros puede verse gran parte de las provincias de Salamanca y de Cáceres, en este post nos vamos a centrar en la arquitectura de la hospedería y, más concretamente, en un pequeño e interesante detalle constructivo.
La fachada de la hospedería está ejecutada mediante una mampostería, más o menos irregular, de granito. Las condiciones del entorno, con una humedad muy alta, son muy agresivas y producen manchas y aparición de musgos y líquenes en la superficie de la piedra.
Por esa misma razón, además de por el uso predominantemente religioso del lugar, los huecos, que en su día iluminaban las celdas, son bastante pequeños. En algunos casos, por las necesidades del nuevo uso hotelero, los huecos se han aumentado de tamaño.
Aunque en el momento actual no se conservan las carpinterías originales, sí se ha conservado parte del antiguo sistema de cerramiento de los huecos. Este sistema consiste en labrar las piezas de granito que forman los huecos de forma que, en tres de sus lados, se crea un resalto acanalado, que en origen tenía una longitud lateral del doble que la anchura del hueco.
En la acanaladura se introduce, desde el lateral abierto, una hoja de pizarra que se consigue por exfoliación y tallado de la roca hasta adaptarse al hueco. Las propiedades impermeables y de durabilidad de la pizarra servían como protección ante los elementos, deslizando la placa hasta tapar completamente el hueco.
El edificio actual conserva, en su mayor parte, los huecos originales y ha mantenido algunas de las piezas de pizarra, como recuerdo de este tipo de sistemas de protección. Si obviamos la utilidad de las formas, desde un punto de vista contemporáneo, estos elementos puramente utilitarios se convierten en elementos compositivos que dotan de singularidad a una fachada que de otra manera no tendría interés alguno.
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