Situada en la costa del Mar del Norte, al norte de Edimburgo, Saint Andrews es una de las ciudades históricamente más importantes de Escocia. A pesar de su pequeño tamaño sigue siendo un foco importante de cultura, gracias al prestigio de su Universidad, y de visitantes que llegan para admirar su patrimonio y encontrar la cuna mundial del golf.
Entre los edificios antiguos que se conservan destaca, por su tamaño y presencia, la Catedral de Saint Andrews… aunque estrictamente deberíamos hablar de sus ruinas.
Vista general desde el sudoeste
La catedral de Saint Andrews fue fundada para sustituir a la antigua iglesia románica de St. Rule (San Régulo), que se había quedado pequeña para el tamaño e importancia de la ciudad en aquel tiempo. De la antigua iglesia, que no se derruyó sino que se conservó dentro de los terrenos de la catedral, al sureste de la misma, se conserva la imponente torre de planta cuadrada y los muros de una de las pequeñas naves. En los muros de la torre se pueden observar las marcas que han dejado las diferentes disposiciones de la cubierta.
Llama la atención la gran altura de la torre respecto a las dimensiones de la nave y es probable, dada su situación a escasos metros de la costa, que tuviera función defensiva y de atalaya.
Iglesia de Saint Rule, con la catedral de Saint Andrews detrás
Torre de la Iglesia de Saint Rule
La catedral comenzó a construirse en 1158 y los trabajos se alargaron durante más de un siglo, hasta convertirse en el edificio más grande en la Escocia de la época.
Una vez finalizado, el edificio tenía planta de cruz latina, con los dos brazos largos formados por tres naves escalonadas y dos transeptos muy marcados formados por una nave de gran altura y una galería porticada al este. Sobre el crucero se levantaba una torre y en los extremos de los cuatro brazos otras ocho torres de menor tamaño que alcanzan los treinta metros de altura y de las cuales se conservan sólo tres, dos en la cabecera de la catedral y una a los pies.
Vista de las naves, de la fachada este y de la torre de los pies, desde el crucero
Vista de las naves y del muro sur
La catedral fue definitivamente abandonada en 1561, durante la reforma escocesa, y comenzó el lento declive, ya fuera por los sucesivos colapsos causados por el lógico paso del tiempo o por el uso de material para la construcción de otras edificaciones de la ciudad, hasta que comenzaron las actuaciones para su conservación en torno a 1825.
Actualmente se conserva gran parte de la traza original, por lo que el visitante puede situarse sin problema en cualquiera de los puntos de la antigua catedral y tratar de intuir las grandes dimensiones que tuvo en su día.
Toda la parcela que ocupan los terrenos de la catedral están abiertos a la visita del público y perfectamente adaptados para dar un paseo tranquilo y disfrutar del espacio y de las vistas. La traza de los edificios se ha mantenido limpia y el resto se ha utilizado (no sé actualmente continua en uso) como cementerio. A ciertos visitantes puede parecer algo extraño, ya que en culturas como la española no es habitual que los cementerios sean «paseables» de esta manera, pero en los países anglosajones estos espacios son habituales.
Torres de la cabecera, en la fachada este
Trazas y restos del claustro sur
La combinación de las ruinas de los edificios religiosos, las lápidas apoyadas sobre el tapiz verde y la situación al borde del Mar del Norte forman un impresionante Lugar (sí, con mayúscula) en el que, como si se tratara de un templo consagrado, incita al silencio y a la contemplación. En los restos de los muros de piedra son testigos del paso del tiempo y de la acción de la naturaleza.
Desde hace años siento predilección por esa poética de la ruina y por la belleza de lo sublime, muy presentes en el romanticismo pictórico alemán y, particularmente en la obra de Caspar David Friedrich (como ejemplo podemos nombrar dos de sus obras: «Abadía en el robledal» y «El monje a la orilla del mar«.
En este Lugar podemos disfrutar de la presencia de ambas ideas. Como podéis ver en la imágenes el día de mi visita hacía un día bastante bueno, con buena temperatura y el mar el calma, pero me hubiera gustado tener la oportunidad de disfrutar de ese Mar del Norte con algo más de carácter y tener esa experiencia de la naturaleza sublime. Pero no se puede tener todo…
El Mar del Norte desde los terrenos de la catedral
* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.