El pasado 27 de junio participé en la 5ª edición de Pechakucha Night Valladolid, que se celebró en Coco Café, en la plaza de Federico Wettenberg, frente al Museo Nacional de Escultura, al que se accede por la maravillosa portada de San Gregorio. A aquellos que no saben qué es esto de Pechakucha les sugiero que visiten esta página, donde les explican en qué consiste este… lo que sea…
Como resumen para aquellos que no han querido visitar la página, os contaré que es una presentación rápida de 20 imágenes en 20 segundos (cada una) en la cual el presentador cuenta… lo que sea…
Aquella noche me propuse hablar a los asistentes, mientras se tomaban una caña (o similar) en la tranquila terraza de Coco Café, de El Cielo. (El vídeo de lo ocurrido podéis verlo aquí.)
Pero como la cabra tira al monte y quien os habla es arquitecto, no os voy a hablar de ese cielo azul sobre el Atlántico desde la playa de Leça da Palmeira, sino que os voy a hablar de El Cielo Construido
Supongo que todos vosotros cuando habéis entrado en una iglesia, o en un gran espacio, habéis levantado la vista. ¿Pero realmente habéis observado lo que teníais encima? Aquella noche, en la terraza de Coco Café (que está en Valladolid, es importante recordarlo) hice un experimento: simplemente pregunté al público si reconocían la imagen siguiente. Nadie contestó. Es cierto que apenas dejé unos segundos para pensar (20, como habréis adivinado) pero nadie fue tan rápido.
Se trata de las bóvedas de crucería gótica de la Iglesia de San Pablo… y los que conozcan Valladolid sabrán que está a unos 50 metros detrás de donde los asistentes se tomaban esa caña.
No se trata, por supuesto, de hacer sentir mal a nadie, ni de dármelas de erudito. A mi también me ha pasado durante muchos años, hasta que comencé a interesarme por estas cosas y a fotografiarlas. La idea es mostrar aquellos que miramos, pero que no llegamos a ver, a interiorizar.
La siguiente imagen es la cúpula semiesférica sobre trompas de la Ermita de Nuestra Señora de la Anunciada, situada extramuros de la Villa de Urueña (Valladolid). Se trata de una de las dos únicas ermitas de estilo románico lombardo que se conservan en Castilla y León y la mejor conservada.
Muy cerca de Palencia, junto a la Autovía A-62 Valladolid-Palencia, se encuentra un gran ejemplo del románico cisterciense, la Iglesia de Santa María la Mayor de Villamuriel de Cerrato, a la cual pertenece este maravilloso cimborrio de planta octogonal sobre trompas y tambor.
Ambos ejemplos son muy accesibles y se encuentran en rutas bastante transitadas o en localidades con una gran afluencia de visitantes (Urueña es llamada la Villa del Libro y conserva una gran parte de la muralla y el castillo, así como otros edificios singulares. Os recomiendo entrar aquí y visitarla).
Por supuesto, no tenemos que quedaros en nuestra provincia para visitar este tipo de edificios: es necesario conocerlos pero viajar siempre amplía los puntos de vista, y en lo referente al arte y la arquitectura es aún más cierto.
En Verona, además de la casa de Julieta, hay magníficos ejemplos de bóvedas policromadas. En la imagen siguiente podemos ver las dos bóvedas de la Basílica de San Zeno, situadas sobre el presbiterio y el ábside (la nave está cubierta por una maravillosa estructura de madera… pero esa es otra historia).
Cerca de San Zeno, también en Verona, se encuentra la Iglesia de Santa Anastasia. Típica del estilo gótico italiano, también muestra un magnifico muestrario de pinturas en la plementería de las bóvedas, en las que se marcan claramente los arcos cruceros y se muestra el despiece de las dovelas coloreadas de los arcos formeros y perpiaños.
Pero no tenemos que irnos fuera de España para encontrar interesantes bóvedas policromadas. La imagen siguiente muestra las bóvedas góticas de la girola de la Catedral de Ávila, construidas por piedra arenisca bicolor procedente del Valle de Amblés. Los colores blanco y rojo férrico, junto con la geometría en planta trapezoidal de las bóvedas propician ese juego de luces tan característico.
A pocos metros de la Catedral de Ávila, fuera de la muralla, se encuentra la Basílica de San Vicente. De este edificio, fruto de un largo desarrollo quiero destacar el cimborrio gótico que se levanta sobre el crucero, en el cual la geometría es el elemento predominante: partiendo de una planta cuadrada se cubre mediante una bóveda octogonal de aristas cuya transición se realiza mediante arcos apoyados en los muros, en una solución poco habitual.
Y de una geometría muy humanizada pasamos a la alegoría de la naturaleza del gótico inglés. Las bóvedas de abanico que cubren la escalera del Christ Church College en Oxford, apoyadas en esbeltos pilares y delgados arcos Tudor, parece formar la cubierta de un bosque. Se trata de un gótico en el que la decoración se multiplica frente al gótico puro de origen francés.
A pocos metros, la Christ Church Cathedral se cubre con los elementos propios del gótico perpendicular inglés: profundos nervios que dan lugar a juegos de luces y sombras muy marcados y elementos pendientes, que en conjunto recuerdan a una cueva, con sus estalactitas y estalagmitas, en otra clara alegoría de las formas de la naturaleza en las que entonces eran las obras cumbre del hombre.
En la Catedral de Sevilla aún podemos observar ambos estilos: en las naves las bóvedas sencillas con nervios muy marcados y plementería francesa, con hiladas paralelas a los ejes, y en los tramos del crucero, formando una estrella, los nervios se comienzan a multiplicar con combados, terceletes y claves secundarias dando origen al llamado gótico español, definido por ciertos autores como gótico tardío o, incluso, decadente.
Pero ¿realmente alguien puede pensar que esas bóvedas o las de la imagen siguiente son decadentes?.
Es evidente que no es el gótico francés pero es que hay 370 años entre el inicio de la construcción de Saint Denis en Francia y el inicio de la Catedral de Salamanca en 1513, en pleno Renacimiento, la que se puede considerar, junto con la Catedral de Segovia, el último de los grandes templos góticos.
Estas bóvedas, correspondientes a la nave central, son admirables ejemplos de ingeniería estructural y de arquitectura, obra del que probablemente fue el mejor arquitecto renacentista de España, Rodrigo Gil de Hontañón.
De la complejidad de las bóvedas góticas pasamos a la simplicidad geométrica de las cúpulas. La que muestra la imagen siguiente no tiene ningún tipo de decoración, ya que está hecha para no ser vista: se trata de la bóveda interior de la Torre de Campanas de la Catedral de Salamanca.
En cambio, esta otra pequeña cúpula sobre pechinas sí está pensada para contar una historia. Se trata de una de las cúpulas de estilo bizantino que cubren el nartex de la Basílica de San Marcos de Venecia, y muestran a aquellos que no podían entrar en la iglesia aquello que se narraba en el interior.
Otra cúpula semiesférica cubre el espacio central de la Iglesia Ortodoxa Serbia de la Santísima Trinidad y San Spyridon, que se encuentra en Trieste. En este caso sobre las pechinas se levanta un tambor cilíndrico en el cual se abren las grandes ventanas que iluminan la planta de cruz griega. Y sobre el espacio, un cielo azul y estrellado con la imagen en la clave, dentro de lo que parece ser a la vez un sol y una estrella.
Con la llegada del barroco las formas vuelven a adquirir complejidad. Con toda seguridad muchos de los lectores habréis estado bajo la siguiente cúpula, la de la Chiesa di San Carlo alle Quattro Fontane, en Roma, que construyó Borromini en el siglo XVII.
De esta iglesia se podrían escribir varias Tesis, pero voy a destacar el intrincado despiece geométrico que forma la superficie interior de la cúpula oval, fruto del genio matemático y arquitectónico del autor.
De vuelta a Verona, en una de las capillas laterales añadidas al edificio gótico de la Cattedrale di Santa Maria Matricolare, observamos otra bóveda oval típica del barroco italiano, decorada, al contrario que en el caso anterior, con motivos escultóricos, balaustradas y columnas, con iluminación lateral a través del tambor, en una composición mucho más académica y menos arriesgada.
Es interesante y bonita, pero no es de Borromini, ni es de Bernini…
La cúpula central de la Iglesia Neoclásica de San Antonio Taumaturgo de Trieste, de principios del siglo XIX, está formada por una elipse, una forma geométricamente más pura, y ha perdido gran parte de la decoración y el color. Lo realmente importante es la pureza de la geometría y la luz.
Poco a poco hemos llegado al modernismo, en el que los nuevos materiales, el hierro y el vidrio, cobran un gran protagonismo.
La imagen siguiente muestra la vidriera que cubre e ilumina la la librería Lello e Irmão, en Oporto, una de las librerías más bellas del mundo y que recomiendo encarecidamente visitar.
Si no quieren desplazarse tanto, pueden visitar la Casa Lis en Salamanca, que además de albergar un interesante museo de Art Nouveau y Art Decò, cuenta con una maravillosa vidriera que cubre el patio interior, y que pueden ver aquí.
Pero no podía terminar este recorrido sin una imagen de la cúpula de todas las cúpulas, el Edificio con mayúsculas, el que puedo considerar el causante de mi propio Síndrome de Stendhal. El Pantheon de Agripa, en Roma, tiene 1900 años y sigue siendo una de las mayores cúpulas semiesféricas construidas, formando un espacio en el que es posible inscribir la esfera completa de unos 44 metros de diámetro (y por tanto, de altura hasta el óculo, de 9 metros de diámetro).
Terminamos aquí, después de 20 imágenes muy diferentes entre sí, que lo único que pretenden es mostrar algunas de las estructuras que más me han influido y animaros a, en vuestros próximos viajes o en una visita a la iglesia de vuestro barrio, mirar hacia arriba con atención y con un nuevo interés.a
* Todas las fotografías son obra del autor. En el caso de que alguien las quiera utilizar, adelante. Se agradecería en cualquier caso que se avisara con anterioridad y se nombrara al autor. Gracias.